domingo, 22 de mayo de 2011

¡Una araña gigante en Caminito!



                                  Maman (1999), Louise Bourgeois



Mide nueve metros, pesa  22 mil kilos y se llama “Mamá”.

Según su creadora, la artista Louise Bourgeois (1911- 2010),  “La araña es una oda a mi madre. Ella era mi mejor amiga. Como una araña, mi madre era una tejedora. Mi familia tenía un negocio de restauración de tapi­ces y mi madre estaba a cargo del taller. Como las arañas, mi madre era muy inteligente. Las ara­ñas son presencias amistosas que se alimentan de mosquitos. To­dos sabemos que los mosquitos propagan enfermedades y, por lo tanto, son indeseables. Así, las arañas son útiles y protectoras, al igual que mi madre".

Para Bourgeois hacer arte era una “forma de psicoanálisis” y era allí, en el arte, donde encontraba la sanación… “se aprende a soportar”, solía decir la artista franco-americana que no paró de producir hasta el final de su vida, a los 98 años.                                                                                                              
La exhibición está a cargo del curador Philip Larratt – Smith, quien brilló con la exposición de  Andy Warhol en el Malba, hace dos años.

Hay tiempo para visitar la muestra hasta el 19 de junio, y de paso ver lo lindo que está el museo; hojear algún libro, tentarse con un recuerdo o bien darse una vueltita por la cafetería ubicada en el último piso, que además de ofrecer delicatessens, brinda una genial vista panorámica de La Boca.

Muestra: Louis Bourgeois: El retorno de lo reprimido
Dónde: Fundación Proa, Av. Pedro de Mendoza 1929 (La Boca, Caminito)
Horario: De martes a domingo de 11 a 19hs (lunes cerrado)
Entrada: $10.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Amigos de plástico, peluche y porcelana


A pasos de la Plaza de Mayo, el Museo de la Ciudad de Buenos Aires le dedica gran parte de su primer piso a los juguetes de los porteños. ¿A que jugaba una niñita en el 1900? ¿Qué coleccionaba un pibe en la década del cuarenta? Trencitos, bebotas, tacitas en miniatura, soldaditos de plomo, bolitas, aviones y baldes de playa. Y lo mejor, las historias que acompañan a esos objetos, como la del donante del pequeño laboratorio de juguete quien dejó una tarjeta indicando que en uno de los tubos se encontraban los cadáveres de dos moscas, que suponía que al menos tenían 32 años, época en que había usado por última vez el juego. El Museo informa que es muy respetuoso de la memoria de los porteños y que, por supuesto, las dos moscas están en el mismo lugar en que llegaron. Pasen y vean.



Dónde: Museo de la Ciudad de Buenos Aires, Defensa 219.
Horario: Lunes a domingos y feriados de 11 a 19 hs.
Entrada: $1 (sí, ¡un peso!) Lunes y miércoles, gratis.