Todos los 29 la esquina de Don Chicho se llena de gente. Pero, ¿qué tienen esos ñoquis que no tengan los de una buena casa de pasta? Sin dudas, el contexto.
Y no es por desmerecerlos, pero ir a comer los ñoquis del 29 a Don Chicho es hoy parte del folklore porteño, que aúna a gente del barrio, curiosos, turistas, artistas y chicos cool que encuentran simpático comer una montaña de ñoquis y pedir agua con gas en forma de sifón.
Ahora bien, la estrella del lugar es la cocinera: Doña Coty, de unos 70 años, que suele estar cuando se entra, al lado de la ventana, amasando la pasta del día. Pero, hoy, justo hoy, un 29, que es el día más esperado del mes, no está. Uno de sus nietos nos cuenta que anda medio cansada, pero el show, claro, debe continuar…así que en su lugar están otros familiares dele que te dele amasando. Por eso en Don Chicho se respira un clima familiar, un domingo a la italiana, donde se reúne toda la parentela alrededor de la pasta amasada por la abuela. Bullicio, televisor de fondo, pósters de Gardel, Maradona y mucho fútbol.
El local fue creado en 1922 por Don Chicho, suegro de Coty; y por sus mesas han comido desde hombres del tango como Aníbal Troilo y Osvaldo Pugliese, pasando por hombres elegantes y de la cultura, como Adolfo Bioy Casares, hasta los pibes de la barra brava de Chacarita.
Don Chicho es eso, un bodegón, un lugar pintoresco; donde las sillas y las mesas son todas distintas, donde los manteles son de papel, donde te ofrecen un babero (sí, un babero) para que la salsa no salpique tu ropa, y donde los mozos, son los nietos del dueño; bien a la italiana, todo queda en familia.
Dónde: Esquina Zárraga y Plaza, Villa Ortúzar.
Cuándo: Lunes de 21:00 al cierre. Martes a sábado de 12:00 a 16:00 y de 21:00 al cierre. Domingo de 12:00 a 16:00.
Precio: $50 aprox. por persona. (Sólo efectivo)
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